Al poco de acostar a Celia, su padre se puso el disfraz de Papa Noel y entró en el cuarto de la pequeña para dejar los regalos. Su madre hizo un poco de ruido, lo justo para que Celia en el duermevela abriese un ojo y distinguiera esa oronda figura roja justo en su cuarto. La niña no dijo nada y disimuló porque ya sabía que si Papa Noel se da cuenta de que lo has visto no deja ningún regalo.
Eso sí, unos minutos después de aquello, Celia se levantó de la cama y con cuidado recorrió la casa. La puerta del dormitorio de sus padres estaba entreabierta y se asomó un instante.
Cuando regresó a su cuarto estaba radiante y convencida de que el verdadero regalo de Papa Noel no llegaría al día siguiente sino que tardaría unos meses. Porque, pese a su corta edad, Celia estaba segura de que Papa Noel le estaba dejando un hermanito en la tripa de mamá…
1 comentario:
Me lo llevo.
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