Unas coincidencias llevaron a otras y estas, acabaron con ellos dos en la cama. Coincidieron en los rincones de la piel más sensibles donde besarse y, por pura coincidencia, al día siguiente se despertaron al mismo tiempo.
El azar, el destino, las casualidades y las ganas recíprocas de saciarse del otro cuerpo, acabaron por construir una relación sencillamente mágica. Coincidían en cuando encariñarse, cuando quererse cotidianamente y cuando amarse hasta las entrañas. También solían coincidir en mostrarse enfadados para que el otro les mimase más todavía.
Así hasta que una tarde con lluvia y sin chocolate coincidió que ella dejó de quererle y él dejó de quererla, al mismo tiempo.
4 comentarios:
¿Pero cómo puedes escribir cosas tan bonitas? Me siguen emocionando todos y cada uno de tus cuentitos.
Una fan :p
¡Qué suerte coincidir hasta el final!
Las coincidencias, buenas o malas, siempre sorprenden.
Un beso
Pasión, amor y desengaño simultaneo.
Casualidad o sueño?
A veces se dan esas coincidencia...Y colorin colorado, esa historia se ha acabado...
Salu2
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