jueves, 22 de noviembre de 2007

Encuentros

A veces te encuentras con alguien que no conoces y te hace sonreír. Me parece un regalo impagable.

La otra noche paseaba con ella, yo tenía mi brazo sobre sus hombros y ella el suyo rodeando mi cintura. Aquel hombre caminaba deprisa y nos adelantó mientras decía “Que dure el amor, que dure”. Le contesté que sí, claro y añadió que no solo hoy, que hay que trabajarlo día a día.
Después se volvió y nos dijo que lleva treinta años casado y todavía quiere a su mujer aunque ella le quiere más a él porque “es más feliz el que más quiere” lo cual le parecía egoísta comentó en broma. Béndito egoísmo, digo yo...

Me hizo sonreír y me reconcilió un poco con el mundo. Por eso le debía este post, aunque él no lo vaya a leer nunca. Gracias.

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