Fue la del viernes una actuación realmente especial. Un espacio muy bonito, con un tamaño perfecto para la narración y, si me permiten la expresión, realmente acogedor. No quedaban butacas vacías y no quedaron entusiasmos por mostrar. Desde el inicio, el público dejó claro que había ido a "dejarse llevar": quería escuchar historias y escaparse del gris mezclando la imaginación con la fantasía. En el escenario estuvimos cómodos, a gusto, compartiendo con el público, cercanos, con confianza, cómplices.
Pero hoy queremos destacar algunos momentos de aquella velada:
- De nuevo, al nombrar a Gloria Fuertes el público rompió a aplaudir de manera espontánea. Porque sí. Es un placer ir comprobando el cariño que la gente le tiene a la poeta.
- Fueron muchas y en varios momentos, las personas que cerraban sus ojos para escuchar los poemas y el piano de Sole García (una vez más impecable y maravillosa). Querían quedarse con los versos en la cabeza y "dejarse volar" por la música.
- Muchas personas poniéndose en pie al terminar el espectáculo para aplaudirnos. Parece un gesto pero llena mucho. Es una muestra de agradecimiento y reconocimiento que, la verdad, emociona.
. Una mujer, a la salida, nos decía: "Nunca en una actuación me había pasado lo que hoy: he llorado y luego reído y luego vuelto a llorar y a reír. Muchas gracias. Me ha venido de maravilla."
- Otra mujer nos dijo: "Hicisteis llorar a mi chico. Gracias ;)"
- Una de nuestras socias nos contaba: "He visto gente reírse como nunca en una de actuación de La Poesía es un Cuento. Algunas/os casi se caen del asiento."
- Y varios momentos de complicidad con Sole, uno de ellos, tras una broma de esas "políticamente incorrectas" cuando le dije: "Sole, de esta no nos contratan ya en ningún lado... pero las risas que nos hemos hecho no nos las quita nadie".
-Y un momento que nos imaginamos. Seguro que hoy las más de cien estrellas de mar violetas que regalamos (las pueden ver en la imagen colocadas en cada asiento) están en lugares muy especiales: en un espejo, guardadas en un libro especial, en el puesto de trabajo, en el coche... Ojalá sirvan como recordatorio de ese rato de poemas y cuentos, de las sonrisas, las risas y las emociones y, por supuesto, de que "otra igualdad es posible".
Y usted: ¿dónde tiene puesta la estrella?
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