He oído que con esto de la crisis y lo que ha subido la factura, han apagado la luz del final del tunel. No se preocupen. A veces para ver algo de claridad en la oscuridad más absoluta, sólo hay que abrir los ojos.
Así que no permitan que nos cambien el refrán y acabemos diciendo: "No hay peor ciego que al que no le dejan ver". Hay luces, hay libros, hay personas que nos cuentan lo que pasó hace tiempo y, si miramos bien, nos daremos cuenta de que todo sigue igual.
Además siempre nos queda la llamita de la esperanza. Muchas llamitas esperanzadoras. Esperemos que cada vez más. Las llamitas que nos ayudan a mirar.
Quizá cuanto todos sepamos mirar y miremos juntos sea nuestra hora...
"Pienso que llegó nuestra hora..."
(Amaral)
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