jueves, 18 de junio de 2009

Pregón festero

"La Poesía es un Cuento" es una asociación que queire ser "ciudadana del mundo" pero no podemos negar que se fundó en Burgos y que en esa ciudad realiza la mayor parte de su actividad. Por eso hoy nos permitimos una licencia. Hoy publicamos (con permiso del autor) el texto del pregón de las fiestas de Burgos 2009. Escrito por Óscar Esquivias nos parece un texto delicioso y además tenemos la suerte de presumir de amistad con el autor. Esta ciudad (como tantas) es capaz de hacerse odiar y amar. Óscar Esquivias consigue con sus textos enamorarnos de ella una y mil veces.

Mil gracias Óscar.


Pregón de las fiestas de San Pedro y San Pablo de Burgos 2009

¡Sampedritas, sampaulinos, burgaleses, forasteros, amigos todos.

Ya estamos aquí juntos, en la Plaza Mayor, como todos los años, con el verano recién estrenado, nuevecito, bien planchado. El verano en Burgos, ya se sabe, es un traje al que no le sabemos tomar bien las medidas: siempre se nos queda corto, nos tira un poco por la sisa, a veces nos aprieta y nos da un calor del demonio y otras viene con las costuras abiertas y por allí se nos mete el frío. Por eso los chopos (tan previsores, tan burgaleses), cuando los días son largos luminosos, nos llenan la ciudad de pelusas, que son como los copos de nieve de mentirijillas que se usan en los teatros para fingir las tormentas, y así nos recuerdan que no hay que confiarse, que por mucho que luzca el sol nosotros vivimos en la cuna del cierzo y siempre hay que estar prevenidos: para combatir el frío hay que bailar y tener el ánimo alegre, debemos estar siempre dispuestos a besar y abrazar a los que más queremos, que es la forma más segura de espantar la tristeza y los fríos.

También los chopos, cuando nos espolvorean con sus nevadas estivales con esa seriedad impostada de gigantones, parece que nos miran con la atención de los dioses antiguos, ellos allá en lo alto, en su verde Olimpo de gorriones, cucos y ruiseñores, y nosotros en nuestro teatrito de aquí abajo, empeñados en hacer de nuestras vidas una comedia divertidísima (ojalá) o un drama (¡no, no!). De todos los dioses paganos, es Mercurio quien protege el mes de junio y quien estará pendiente hoy de nosotros. Los antiguos romanos representaban al astuto Mercurio como un joven atlético, con el brazo en alto señalando al son (que en este mes nos regala sus días más largos), a veces con una antorcha en la mano que simboliza los calores de la estación, otras con una hoz para cosechar el trigo, un saquito de dinero o su caduceo, y siempre, siempre, con su cuerpo desnudo, como si saliese de una piscina con su gorro de baño extravagante. Amigos, amigas: la única prenda que hoy no estorba es el pañuelo al cuello, todas las demás (con el permiso del señor alcalde) os las podéis quitar.

El verano nos trae las vacaciones, las jornadas ociosas y despreocupadas, los amores de quince días (prorrogables), las noches estrelladas, los besos en los parques, los pantalones cortos y las ropas de colores, los cantos de los mirlos, los partidos de fútbol con los árboles como porterías, los turista sonrosados que disparan miles de fotos, el cine al aire libre, el perfume de los alhelíes, los paseos en bicicleta, las novelas gruesas, el olor a cloro en la piel, la espaldas morenas, las golondrinas, los baños en el Arlanzón, el bocadillo de la merienda, los atardeceres llenos de colores y, cómo no, los sampedros. San Pedro, que no era de Burgos y ni siquiera de Gamonal, cayó tan bien en esta ciudad que los burgaleses de antaño le dedicaron unas fiestas de aúpa (al pareces las comparte también con San Pablo, pero éste debe ser más tímido y apenas se asoma ni nadie lo nombra). Con el verano llegan, pues, los sampedros: ¿qué niño no se ha emocionado con los fuegos artificiales, la música en las calles, el confeti, la alegría de las peñas, las barracas, el aire de felicidad colectiva que inunda todas las calles cuando suena una trompeta, una dulzaina o un tambor? ¿Qué joven no ha pasado su primera noche en blanco en estas fechas del verano, cuando desaparecen los relojes, la ciudad se llena de rincones oscuros y los árboles protegen a todos los amantes y guardan sus secretos? ¿Quién no recuerda los días finales de Junio con alegría, como si recibiéramos de un dios amable (quizá del propio Mercurio), la llave de oro del verano, la que nos permite abrir los corazones, la llave de la amistad y de la alegría?

Todo está preparado para que empiecen las fiestas de este año, para que se alce el telón y celebremos que estamos vivos y juntos, que, a pesar de los reveses de la vida, tenemos el corazón alegre. Si estamos ya todos… ¿qué es lo único que falta para que empiece la fiesta, para que nos mezclemos y cantemos? Pues que ese señor al que llaman pregonero deje ya de hablar.

Amigas sampaulinas, amigos sampedritos, esto no hay quien lo pare: ¡qué empiece la diversión! ¡Buenas fiestas a todos!

Óscar Esquivias

2 comentarios:

Vainilla dijo...

Un ole por Óscar Esquivias, otro ole por ese pedazo pregón y otro ole por las fiestas de Sampedro!

Es una pena que os toméis un descanso por verano, pero es normal; todo el mundo necesita descansar, ¿no? Pues eso ^^ Ya vendréis con las pilas recargadas wiiiiii

Si no es mucha molestia... >///< me gustaría que te pasaras por mi blog y leyeras lo que escribo y que opines sobre ello... No sé, me gusta que la gente se lea mis relatos y luego opine y creo que tú puedes sacar buenas críticas (que conste que no es peloteo ^.^)

Muá!

Pedro Ojeda Escudero dijo...

No hay pregonero que nos represente mejor, por supuesto.