Dos horas de Poesía. A viva voz. Con música de piano acunando los versos. Con miradas que brillaban y comisuras que lo decían todo. Precioso.
Cuatro pases de "Ellas, poetas" anoche. Sole García en el teclado "robaba" corazones y los versos se quedaban prendados en las almas. Cada una de las representaciones fue diferente, especial (pese a tener el mismo texto) pero todas tuvieron en común la satisfacción del público, los aplausos y los silencios.
Espero saber explicarme. La noche blanca es una "locura" con 140 espectáculos muchos de ellos consecutivos. La gente se echa a la calle y es complicado hasta caminar. En muchos rincones, plazas, paseos, escenarios hay cultura: música, talleres, recitales, teatro... Así que cuando la gente escucha que algo comienza se acerca a verlo. Por eso quizá no es meritorio juntar a más de cien personas en cada pase (quizás quinientas en total), lo bonito es que, quienes se acercaban, se sumaban al silencio y ya no podían alejarse hasta el último verso.
Quizá Sole como una moderna flautista de Hamelín les embelesaba o quizá los poemas tenían algo hipnótico o, mejor aún, quizá en realidad la gente quiere Poesía. Por eso hoy somos felices. Porque las caras lo decían todo: la gente disfrutaba escuchando como caían los versos uno detrás de otro. Porque las mujeres se vieron dentro de ese homenaje violeta y lo agradecían con aplausos. Porque en mitad de la calle, en mitad del trasiego de miles de personas, la gente guardaba absoluto silencio para escuchar una Poética.
El capítulo de agradecimientos esta vez es largo y más que merecido: A Sole García porque todo el mundo me felicitó por "contar con ella", a Guillermo Díez (el mejor director musical que podría tener) por juntarnos y ayudarnos con su proverbial generosidad sin límites, a Laura, Fernando, Chuchi, Vanesa, Cristina, Berta, Jesús,... porque para que dos suban al escenario hacen falta muchas manos que nos "empujen". A Mar para que se recupere prontito. A los que tengo cerca porque este último mes de nervios y preparativos me temo que no les he hecho mucho caso y he andado entre ausente e irascible. Y a ella, claro, por todo.
Una última cosa (y es una amenaza): repetiremos. Creo que Sole está tan encantada como yo y apuesto a que se muere de ganas de ponerle música a estos poemas violetas. Les mantendremos informados.
La Poesía anoche estuvo en la calle pero, en realidad, siempre lo está.
Ayer eran "Ellas, poetas" pero, en realidad, todos somos poetas.
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