martes, 26 de febrero de 2019

La fabulosa historia del libro que se convirtió en disco



Érase una vez un libro de versos. Versos que José, un artesano de la palabra, fue uniendo con exquisita paciencia y un delicado gusto por la hermosura, en estrofas y poemas. Tras mucho trabajo e infinitas conversaciones con las musas, aquel libro se ganó la denominación de poemario. Y un poemario excepcional. José decidió que necesitaba como título un nombre rotundo pero, a la vez, delicado y evocador, que anunciara todo lo que podría encontrarse en su interior pero sin pompa ni boato. Eligió “Los pies del horizonte” y, quedó tan contento con aquella colección de poemas que se presentó a un concurso y, en el concurso, quedaron tan contentos con aquella colección de poemas, que le añadieron al título un premio: el Adonáis de Poesía 2010.

Con su título y su premio, el libro fue pasando por muchas manos, y muchos ojos pasaron a su vez por él. Sus palabras despertaron otras muchas palabras de unánime y rendida admiración pero, sobretodo, hicieron aflorar, sentimientos y recuerdos y emociones. El poemario andaba de boca en boca y de corazón en corazón y sus textos se enviaban como muestra de belleza, saludo de buenos días (o buenas noches) e, incluso, como notitas de amor. Hubo quien proclamaba, con mucha razón, que era un libro luminoso.

Pasó el tiempo y, como pasa con todos los libros, iba quedando un poco más al fondo de las estanterías, eso sí conservando toda su luz mientras otros poemarios y otros libros de poemas fueron también posándose en bocas y corazones. Con el poso que da el tiempo, “Los pies del horizonte” se había convertido en un medicamento contra el desasosiego de uso tópico y aplicación espaciada, cuando un grupo de amistades quisieron convertirlo de nuevo en un bien de primera necesidad. Eran músicos, personas siempre dispuestas a recoger inspiración y hermosura allá donde se encuentre así que, con aquella misma paciencia que mostró José ocho años antes, pasaron por el tamiz de su talento aquellos versos hasta moldearlos en notas y acordes fijados en un pentagrama.

Diego, Jorge, Gemma, Daniel, Mónica, Ismael, Alfonso, Álex,Marina, Martín, Álvaro, Cristian, Joaquín, Luis, Montse, Álvaro, Isra, Dani yAlexandre amasaron con exquisitez aquellas líneas y las vistieron con ritmos y cadencias para que bailaran entre escalas y tonalidades. Los y las músicos se zambulleron entre los versos y estos se dejaban hacer, encantados y renacidos. Tras este coqueteo mutuo, una tarde de febrero de entre los mil y un mandos de un estudio de grabación, nació un disco. Una deliciosa colección de canciones llena de Poesía que encontró su título dos versos antes que el del libro: “besar las huellas”.

El disco quiso buscar más amistades, mecenas les llamaba y así se convirtió, poco a poco, en un aplauso comunal, agradecido y sincero hacia el poeta  Ahora, libro y disco comparten camino, anhelos y personas amantes de los versos, de la música, de la aventura de ser felices y de la esperanza en “las huellas / que dejan sobre el mar / los pies del horizonte.”


bit.ly/besarlashuellas 

1 comentario:

libreriabalqis.es dijo...

Los libros que se convierten en discos son una fusión única de literatura y música. Cada nota y letra se entrelazan, creando una experiencia multisensorial que transporta al oyente a nuevos mundos imaginarios.